¿Por quién suenan las sirenas?
La vida es una invención, una necesidad de la materia para tener conocimiento de sí misma y de su existencia
Vida, materia, ... ¡que extraña combinación! Imaginemos por un instante, un mundo sólo formado por piedras y en que somos una simple piedra, no veríamos, no sentiríamos, no pensaríamos, no tendríamos ninguna necesidad, (el estado perfecto), pero una piedra no tiene conciencia de que es piedra, y en un mundo de piedras, ninguna sabría de la existencia de las demás; se produce una gran contradicción, las piedras existen (la materia esta ahí) pero para ninguna de ellas ¿como van a existir, si ninguna sabe de la existencia, ni de la otra, ni siquiera la de sí misma?, es un mundo que existe, pero a la vez no existe. Muchas veces he pensado en esto, y he llegado a pensar en que “la vida es una invención, una necesidad de la materia para tener conocimiento de sí misma y de su existencia”.
Sabemos que cuando miramos hacia el cielo en una noche clara y despejada, estamos viendo el pasado, la luz de las estrellas tarda muchos años en llegar a nosotros. En un momento dado, puede que estemos mirando a una estrella que ya no existe, resulta muy extraño pensar en esto, pero ciertamente puede suceder. La luz de una estrella viaja por el espacio a una increíble velocidad, pero la distancia que hay entre ellas y nosotros es tan grande, que aún viajando a tanta velocidad tarda mucho tiempo en llegar a la Tierra.
Universo, espacio, tiempo, ... infinito; son todos conceptos muy difíciles de explicar, y que sin embargo todos ellos estan relacionados los unos con los otros. Matematicamente, si pensamos o escribimos un número muy grande, siempre podremos crear otro número mayor; lo mismo sucede si pensamos en un número muy pequeño, siempre podremos encontrar otro aún más pequeño; el concepto de infinitos números está bien definido por las Matemáticas. No sabemos si el Universo se comporta de igual manera que los números. Hoy por hoy, ni utilizando los más potentes telescopios e instrumentos para escudriñar el espacio podemos encontrar una zona vacía, parece haber siempre algo más alla; lo mismo sucede a la inversa, cuando utilizamos microscopios para observar lo más pequeño, ¿ quién no ha pensado en la similitud entre lo más grande y lo más pequeño ? Una galaxia, formada por millones de estrellas, una estrella rodeada por sus planetas; una molécula, formada por millones de átomos, un átomo rodeado de electrones; son mundos dentro de otros mundos. Es como si el Universo fuese un embudo, en su parte ancha se encuentra lo más grande, y en su parte estrecha, lo más pequeño. Mi idea del Universo es la de un “mundo embudo” que se encaja en si mismo, es como si formasemos una rueda uniendo varios embudos iguales, de manera que cuando, por ejemplo, llegamos al límite de lo más pequeño (parte estrecha del embudo) pasamos sin darnos cuenta a la zona de lo más grande (parte ancha del siguiente embudo con el que encaja el anterior).
Hay situaciones en la vida de todas las personas que nos llevan a profundizar en nuestro cerebro, a intentar buscar entre los recovecos de nuestras neuronas una respuesta a preguntas imposibles. Yo he vivido uno de esos momentos hace pocos años (mamá se fue, tengo un blog dedicado a ella y a lo que sentí), pensé en muchas cosas, muchas ideas, y me quedé con una que intentaré explicar. Volvamos a las estrellas, al espacio, a cuando miramos al cielo y vemos el pasado. ¿Dónde está mamá?, me pregunté muchas veces. Si pudíeramos viajar a una estrella relativamente cercana a nosotros, por ejemplo, Próxima Centauri, que se encuentra a una distancia en que su luz tarda unos 4 años en llegar a nosotros; y mirar desde ahí la Tierra, la imagen que veriamos sería la de una Tierra en la que las cosas que suceden en ella habrían ocurrido hace 4 años. Podríamos situarnos más lejos en el espacio y encontrar un punto desde el cual (si fuera posible, claro) pudíeramos ver la Tierra, sus sucesos, sus gentes, hace 10 años. Siempre podríamos encontrar un punto en el espacio desde el cual ver lo sucedido en la Tierra en el pasado. Pensándolo así siempre hay un punto en el Universo desde el cual nuestro seres queridos, nuestros antepasados, estarían vivos en relación a ese punto. Todo esto que digo puede resultar a muchos un disparate, muchos dirán que es imposible, que no existe medio de hacerlo, que no hay telescopio o cualquier otro instrumento capaz de ver lo que sucede en la Tierra a ese nivel, pero hay que tener en cuenta que se trata de una limitación técnica, la idea no por estar limitada técnicamente deja de ser cierta o posible.
Pero ¿que tiene que ver todo esto con mi “teoría” de la no existencia? ¿como puedo teorizar sobre el Universo y a la vez decir que nada existe? La respuesta es que no lo sé; tal vez no tenga nada que ver una cosa con la otra, pero más profundamente pensado si que hay relación, quizá en el fondo estamos hablando sobre lo mismo. Ya dije, que todo este blog es fruto de muchos pensamientos sueltos, ocurridos en diferentes momentos de mi vida, vagas ideas que surgen sin saber porqué, y que lo realmente difícil es dar cohesión a estos pedazitos de interioridades personales.
En Matemáticas, se utiliza mucho la idea de las aproximaciones infinitesimales a un número concreto para explicar un cálculo, para estudiar el desarrollo de una función o para salvar indeterminaciones. La idea consiste en acercarse mucho a un número, pongamos por ejemplo el cero, podemos pensar en un número muy próximo el 0,0001, pero aún podemos acercarnos más sin llegar a tocar el cero, podría ser el 0,00001, y así sucesivamente. Traslademos esta idea a la frase del inicio del blog “el presente es el momento infinitesimal que ...”, si hacemos ese momento tan infinitamente pequeño es que lo aproximamos mucho, muchísimo ... al cero; o sea, a la nada, al “no momento”, en definitiva a la “no existencia”; nuestra vida se compone de la conjunción de miles de millones de momentos infinitesimales, pero si cada uno de esos momentos está tan cerca del cero que podemos utilizar como valor del mismo “0”, el resultado de nuestra vida sería miles de millones de sumas de 0+0+0+....= 0. Muchos pensarán que es una aberración intentar explicar con razonamientos matemáticos (que sin duda son incorrectos) la “no existencia”, pero sólo es una idea, un pensamiento, y creo que la imagen numérica puede ayudar a comprender mejor a la que me atrevo a llamar “teoría de la no existencia”. A los verdaderos entendidos en Matemáticas, les pido disculpas por mis más que seguros errores.
Lo infinitamente pequeño, lo infinitamente grande, ¿ que diferencia hay ? ¿ dónde está el límite ?, tal vez no hay límite, tal vez hablamos de lo mismo sin saber, tal vez la idea del embudo que encaja en sí mismo, como un bucle sin salida, no sea tan descabellada; entre un no nacido y un recién muerto, ¿ cuál es la diferencia ?. Una persona puede vivir 70, 80, “x” años, pero ¿ que porcentaje representan 80 años en el total de los años del Universo ?, volvemos a las aproximaciones, ese porcentaje seguro que es muy pequeño, seguro que está muy próximo a cero.
Aquí no hay conclusiones, cada uno que piense y madure su idea propia, mi único interés es exponer, como ya dije al principio, un pensamiento. Podría volver al principio y redactar nuevamente todo el blog, darle la vuelta a todo, como si fuese un calcetín, cambiar la perspectiva y en lugar de aproximarme al cero, me aproximaría a un número muy grande, a infinito; todo sería a la inversa, y la idea llevaría a una existencia infinita; esta es la última contradicción, partiendo de una misma idea llegamos a todo lo contrario, a la teoría de la existencia infinita. “Algo” que no existe es “algo” infinito, la nada y el vacío son eternos.